Todos nos hemos encontrado en alguna ocasión con conductores que se saltan los semáforos en rojo, obstaculizan el paso a los demás vehículos, muestran gestos ofensivos o vociferan a otros conductores si piensan que éstos no conducen lo suficientemente rápido… Ciertos conductores parecen presentar algunas de las características de una personalidad psicopática: impulsividad (tienen reacciones violentas ante la menor molestia), desprecio a las normas (piensan que las normas de circulación, como señales de tráfico o límites de velocidad son solo para los demás, no para ellos), una empatía que deja bastante que desear (aparcan en plazas reservadas para personas con discapacidad) y búsqueda de sensaciones fuertes (se sienten bien a 180 kilómetros por hora). A todo esto se suma la dificultad para considerar las consecuencias de la propia conducta.
Existe una relación entre el grado de psicopatía y el número de infracciones de tráfico, así como con el comportamiento agresivo al volante (por ejemplo, insultar a otros usuarios de la vía pública). En otras palabras, la persona que casi atropella a un peatón saltándose un semáforo en rojo o que sale de su coche para pelearse con otro conductor tiene estadísticamente más probabilidades de tener rasgos psicopáticos que la persona que intenta calmar la situación mediante el diálogo.
Si te has reconocido algunas de estas características, párate a pensar sobre ello. Conduce siendo más consciente de tus acciones y de lo que te rodea, fíjate, observa, disfruta con calma… entiende que en ese otro vehículo que te molesta hay personas, que quizás tengan algún problema (preocupaciones, estén nerviosos, se sientan mal…) o simplemente están conduciendo bien y tú vas en modo prisillas, así que reduce y empatiza con ellos.
Y si te encuentras con alguien así en carretera, mantén la calma, reduce un poco la velocidad, pon las luces de emergencia, y que te adelante, pero no te pongas tú en riesgo por ellos.
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