Si has sufrido una ruptura de pareja recientemente, estarás atravesando el duelo correspondiente. Este duelo por ruptura de pareja tiene unas fases propias, similares al duelo general, pero con sus peculiaridades intrínsecas a la ruptura emocional. A continuación, te cuento estas fases para que veas que, te encuentres en la fase que te encuentres, al final hay salida.
1.- INCREDULIDAD O NEGACIÓN
La primera fase del duelo de una ruptura se corresponde con el shock inicial de la noticia, donde se tiende a negarlo, a no creérselo, a pensar que no es posible. Se trata de un intento de evitar enfrentarse a una realidad dolorosa. Suele durar poco, unos días, aunque puede alargarse si se tarda en abandonar el hogar común o las circunstancias de la ruptura han sido confusas, p.ej. por ser bruscas, de golpe o sin conflicto previo.
2.- INSENSIBILIDAD
Después de dejar de negarlo, se puede caer en una fase de “anestesia emocional”, donde la persona parece no sentir nada, habla de la ruptura sin darle un tono emocional, solo descriptivo, como una narración sin sentimiento. Suele entenderse como que en realidad no estaría tan enamorado, pero en verdad es una forma todavía de negación, en este caso emocional, es decir, seguiríamos defendiéndonos de una ruptura que nos duele. Puede no aparecer, pero si lo hace debemos ayudar a superar ese bloqueo emocional.
3.- TRISTEZA
Aquí ya hemos dejado de negarlo y hemos conectado emocionalmente. Ahora empiezan las manifestaciones de tristeza, de dolor emocional. Es el primer paso hacia la sanación, tenemos que sacar de dentro ese dolor que hemos estado guardando. Así que llora y siente esa tristeza para sanar, deja de hacerte el fuerte y querer taparla.
Su duración es distinta en casa caso, pero va a ir y venir, con menos intensidad a medida que avancemos en la curación, pero asomando ocasionalmente porque hay que pasar por el primer aniversario sin, las primeras vacaciones sin, las primeras navidades sin…
4.- MIEDO, ANGUSTIA, CULPA
Este cóctel de emociones tiende a mezclarse. Podemos sentir miedo al futuro, a la soledad, a asumir funciones que antes no teníamos y nos resultan nuevas, quizás porque las hacía la otra persona.
La angustia aparece más vinculada a no ver un final, a que siempre aparezca un nuevo problema: firmar el convenio, acabar de negociar liquidación de gananciales y régimen de visitas, esperar a que se lleve sus cosas/llevarnos las nuestras… Otro motivo que genera angustia es saber de nuestra expareja, de su vida, de qué hace, si está conociendo a alguien nuevo o no, de si se ha ido a la playa… Es tu ex, deja de fisgar su vida en redes sociales, no preguntes y corta si te cuentan, necesitas pasar página, no complicar el duelo con ansiedad.
La culpa se refiere más a los autodestructivos “¿Y si hubiera…?”, totalmente negativos y poco útiles. La relación ya está rota, deja de darle vueltas porque no hay nada que arreglar.
5.- LA IRA
Ira, enfado, rabia… algo de rencor, resentimiento… El enfado es, en cierta forma, un alivio, es otro paso en el avance de la curación, no puedes separarte emocionalmente de una persona si la sigues queriendo, así que el enfado ayuda a tomar distancia, es sano. En esta fase ya se ha tomado consciencia de la pérdida de la relación de pareja y se vive como un ataque personal, como una injusticia. Suele aparecer el discurso de “con todo lo que hice por él/ella”, sacrificios que ahora se ven inútiles. Pero como digo, esta fase de enfado es buena, permite coger fuerzas y movernos hacia delante, a acabar de superar el duelo.
Tiene el riesgo de que, si no se supera, uno se queda atrapado en esta espiral de amargura y odio, sin concluir el proceso de duelo. Así que coge fuerzas y enfádate por lo que te haya dolido, por lo que tengas que enfadarte, pero si te quedas encallado en esta fase deberás trabajar por salir de ella, recuerda que no todo fue malo, que hubo cosas buenas, y acepta que se han perdido.
6.- EL “DESCONTROL”
Como en la etapa anterior se cogen fuerzas, ahora salimos de nuevo al mundo y puede aparecer un poco de desenfreno: se sale a cada momento, nos cuidamos más físicamente y cambiamos de imagen, o no paremos de ir de ligue en ligue, viviendo el momento. Si uno quiere rehacer su vida, esta fase también deberá superarse, porque si nos quedamos aquí encallados, es la típica huida hacia delante.
7.- NOSTALGIA
Aquí es como si volviéramos a la emoción de la tristeza, pero de forma más atenuada. Se puede echar de menos a la anterior pareja, o quizás a la vida que se tenía entonces, el círculo social, el no estar solo, se echa de menos el convivir con alguien… Es una etapa donde lo bueno y lo malo de la relación anterior están más equilibrados, nos hemos serenado, y podemos hacer como un balance. Estamos dejando atrás la vorágine de la fase anterior y entramos en un periodo más de calma y reflexión, e incluso se deja de salir, nos volvemos más caseros…
8.- CALMA Y SERENIDAD
La nostalgia anterior implicaba también dar vueltas a lo ocurrido, en ese ejercicio de reflexión-introspección, y ahora como que hasta este punto pierde fuerza. Estamos ya en la fase final del duelo. Necesitamos estar bien, queremos pasar página y seguir con nuestra vida y volvemos a retomar amistades y aficiones que habíamos dejado en etapas anteriores. Llegados aquí hemos aceptado la pérdida y nos hemos reconstruido.
Estés en la etapa que estés, piensa que el proceso tiene un final y vas a salir. Y si ves que te está costando y necesitas ayuda, pídela.
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