NIÑOS SIN AMIGOS

¿QUE HACER CUANDO NUESTROS HIJOS SON EXCLUIDOS DEL GRUPO DE IGUALES?

Hasta aproximadamente los 7 u 8 años, nuestros hijos básicamente construyen su autoestima y aprenden a socializar dentro del ámbito familiar, pero a partir de estas edades empiezan los primeros amigos, los primeros grupos en el recreo del colegio… Esto es un paso importante, porque la imagen del niño, su autoestima, va a depender por primera vez de elementos externos a la familia.

Por eso, ser valorado por el grupo de iguales, ser aceptado, que cuenten con uno para jugar y no quedar excluido es tan importante a estas edades, pues su propia imagen y sentimiento de sí mismos depende de ello. Y por eso los rechazos y vacíos son tan dolorosos y menoscaban tanto su autoestima.

Y desafortunadamente esto es habitual. El sentimiento de cohesión de un grupo, y de pertenencia al mismo, se ve reforzado (entre otros elementos) por excluir a algunos miembros. Cuando el grupo deja de lado a Carmen o a Alejandro, el grupo se refuerza, sus miembros se sienten mejor y más unidos. El problema es para Carmen y Alejandro, que han tenido que pagar el precio, siendo una experiencia desagradable y dolorosa para ellos, que les hace sentirse mal.

Hay algunos perfiles con mayor predisposición a ser rechazados, aquellos pequeños que muestran una mayor dependencia de sus padres, los acusicas, aquellos con determinadas características físicas como llevar gafas o tener más peso, pero tampoco hace falta ninguno de estos elementos para ser excluido. Basta con tener uno o dos años menos o con tener aficiones diferentes, p.ej., cuando todo el recreo juega a fútbol y a ti te gustan los cromos o leer. Los niños con actitudes más violentas, o una personalidad dominante donde siempre debe hacerse lo que ellos dicen, suelen ser también dejados de lado, y en estos casos sería conveniente trabajar sus habilidades sociales.

Si vemos a nuestros hijos tristes, si ya no se relacionan con los amigos de siempre, si están solos en el camino de regreso a casa desde la escuela, ¿cómo podemos intervenir?

De entrada, podemos animarlos a hablar. Conviene evitar el interrogatorio, simplemente decirles que los vemos un poco tristes, si quieren hablar de algo, y dejarles libertad para que se expliquen ellos a su ritmo.

Cuando nos cuentan el problema, tenemos que apoyarles, escucharlos y comprender cómo se sienten, evitando minimizarlo, quitarle importancia, decirle que son tonterías… Si no les entendemos, no nos contarán otros problemas que puedan surgir. Y debes guardar el secreto, nos lo han contado a nosotros, no conviene airearlo con familiares, amigos o vecinos.

Dado que esta situación daña su autoestima, tenemos que reforzarla; explicarle que, aunque le hayan dejado de lado, no hay nada malo en él, no tiene ningún problema que haya provocado ese rechazo. Y aparte de las palabras, hay que pasar a la acción, p.ej. apuntándole a actividades deportivas, de pintura, de música… para que socialice y pueda hacer nuevas amistades. También hacerle hacer de observador, ¿qué otros compañeros hay en el recreo? Han podido dejarle de lado algunos, pero no todos, y puede tratar de acercarse a los nuevos.

Según la situación, también puede ser útil hablar con el colegio, por si pueden fomentar la interacción entre los compañeros. Pero hablar con los otros padres debe reservarse solo para casos muy graves, ya que el resultado habitual es agravar el problema, al tacharles de chivatos o acusicas.

Y si los chic@s tienen la autoestima dañada, no se ven capaces de hacer nuevas amistades o de relacionarse, o están muy tristes, conviene pedir ayuda psicológica.