Tranquilos, es normal. Es algo que muchos padres me preguntáis, pero me temo que no hay más remedio.
Los niños pequeños funcionan sobre todo «aquí y ahora», buscando la satisfacción inmediata, debido a que basan su funcionamiento cerebral más en su sistema límbico y tienen menos desarrollado el córtex prefrontal, que es el encargado de planificar las acciones, introducir la espera, pensar en las consecuencias… Debes saber que el córtex prefrontal no acaba de desarrollarse plenamente hasta alrededor de los 25 años, ¡échale paciencia!
Una forma de ayudar a nuestros hijos pequeños a superar esta conducta impulsiva y dirigirse a algo más controlado y planificado, es usar la idea de “Cuando X, entonces Y”, por ejemplo “cuando mamá te llame, tienes que venir”, “cuando papá te diga que te laves los dientes, tienes que ir a lavártelos”, “cuando mamá y papá te digan que dejes de saltar en el sofá, tienes que sentarte”… Son ideas muy sencillas, pero el truco está en que no lo utilices siempre para todo, úsalo solo para dos o tres cosas que realmente quieras modificar en tus pequeños. Si abusas de este método, pierde efectividad, porque su cerebro no está preparado. Y aún así, estas dos o tres nomas básicas necesitarás repetirlas continuamente, puesto que están aprendiendo, tendrás que recordárselo una y otra vez, para que puedan establecer la conexión cerebral correspondiente y acabe siendo una respuesta aprendida y automática.
A base de írselo repitiendo, allanarás el camino para que el córtex prefrontal, llegado el momento, haga su trabajo.
Y por supuesto, para modificar esas dos o tres conductas, también puedes utilizar, junto a la repetición, los refuerzos positivos (premios) o negativos (castigos) y otras técnicas psicológicas que existen. Pero resumiendo, es normal que parezcan no escuchar y les tengamos que repetir siempre lo mismo.
Imagen cedida por: Foto de Ketut Subiyanto en Pexels