Suele ocurrir que cuando un hijo está enfermo los padres le dediquen más atención, tiempo y cuidados, y es normal, los necesita. Pero hay que buscar la manera de incluir al resto de hermanos, ya que de no hacerlo estos otros hijos tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad, síntomas depresivos, irritabilidad y aislamiento social.
Un error habitual pasa por no informar para no preocupar, pero el resultado es que entonces los otros hermanos se sienten apartados, que se los deja de lado. Otro error suele ser el hiper responsabilizarlos, «ahora tienes que darlo todo porque tu hermano/a está muy enfermo/a», con lo que les generamos culpa.
Así que el equilibrio estaría en informar, acorde a la edad de cada hermano, que puedan preguntar dudas, pero sin olvidar que la responsabilidad es de los mayores, de los progenitores.
Esto no implica que los padres deban encargarse de todos los cuidados que el hermano enfermo precise, ya que las cosas básicas, tales como darle agua, comida o medicamentos simples, pueden hacerlo también los hermanos, aún en presencia de los padres, y sentirse útiles y parte de la familia.
El no apartarles del proceso supone que puedan acudir también a visitas hospitalarias (según los casos habrá que explicarles antes lo que puedan encontrarse).
Por último también es recomendable organizar actividades conjuntas de toda la familia, con todos los hermanos, cuando se pueda (ir al parque, a la pizzeria, al cine…), y hablar con los profesores de todos los hermanos para informarles de la situación familiar.
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